Hoy finaliza esta fiesta tan estrámbotica conocida como la Fiesta de los Busó de Mohács.
Se trata de un Carnaval para despedirse del invierno y saludar a la primavera, relacionado con la fertilidad.
Fiesta de los Busó de Mohács: el origen
Esta festividad se remonta al siglo XVI. Esta ciudad fue determinante en la conquista de la Europa Central por parte del Imperio Otomano, a finales del siglo XVI.
La leyenda cuenta que, los habitantes del pueblo de Mohács, cansados de los turcos y de su ocupación, huyeron a la zona más pantanosa. Allí, refugiados, tallaron máscaras horripilantes, se vistieron con pieles e animales y fabricaron mazas y trancas con la madera que encontraron.
Una noche de tormenta, ataviados con las pieles y las máscaras, cruzaron el Danubio y, haciendo mucho ruido, consiguieron asustar y ahuyentar así a los turcos, que se fueron creyendo que se trataba de demonios y criaturas malignas.
La leyenda no tiene una base histórica, ya que se sabe que la ciudad fue liberada en el 1687 y que no fue hasta 10 años después, que se pudo hablar de asentamiento croata en la zona.
La costumbre continuó desarrollándose en Mohács, hay registros de esta celebración ya en el siglo XVIII.
Celebrar el fin del invierno: bienvenida primavera
El festival, que se celebra 7 semanas antes de Semana Santa, comienza con un desfile de busós, disfrazados con pieles y máscaras, como sus antepasados lo hicieron.
La vestimenta actual no dista mucho de la que usaron para ahuyentar a los otomanos: pieles con el pelaje corto y hacia afuera, pantalones rellenos de paja, medias de colores brillantes de lana y sandalias de cuero. El pelaje se ata con una cuerda y un cencerro. En sus manos portan un sonajero o una maza de madera con múltiples plumas. Lo más imponente es la máscara, tallada en madera de sauce y pintada con sangre de animal, con una capucha de piel de oveja.
Antigüamente, los ruidos con el sonajero o al tocar el cencerro simbolizaban sus buenos deseos, y se recibían bebidas, regalos y comida.
Actualmente, se ha desviado de su tradicional simbolismo de siglos atrás.
La comitiva comienza en la Plaza de Kóló, donde los busós cruzan el Danubio, y con el pistoletazo de un cañón de avancarga, inician la procesión por la calle principal hasta la plaza principal del pueblo.
El martes de Carnaval danzan alrededor de una hoguera. Es en esta hoguera donde queman un ataud, símbolo del invierno, y de esa forma, también, dan la bienvenida a la primavera.
Esta festividad fue prohibida durante los años del comunismo, que no veía con buenos ojos la tradición, y fue recuperada en los años 90.
Y, desde el 2009, el Carnaval Busós de Mohács, se considera Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la UNESCO.
Para saber más información, podéis entrar en la página principal del evento, traducida a diferentes idiomas.
Celebrando desde la lejanía
La vuelta a las festividades del mundo hoy nos ha llevado hasta Hungría y hemos podido conocer esta fantástica celebración.
Actualmente, aunque desde España no se puede viajar a Hungría, pero podemos disfrutar un poco de su historia y tradición desde aquí.